Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) es una de las nuevas voces de la literatura latinoamericana que están sonando con fuerza. Licenciado en derecho, su residencia ha dado varios saltos, desde su Colombia natal a París, Bélgica y Barcelona. Es columnista asiduo del periódico colombiano "El espectador". Sus tres novelas "oficiales" (escribió otras dos que prefiere olvidar) han tenido gran éxito de crítica y público y se han traducido a varios idiomas.
"El ruido de las cosas al caer" (Alfaguara, 2011) recibió el premio de novela de la editorial Alfaguara el año de su publicación, y ha recibido muy buena acogida por parte de la crítica. La trama se sitúa en la ciudad de Bogotá, en los primeros años del siglo actual, teniendo como protagonistas a Antonio Yammara, joven profesor de derecho, y Ricardo Laverde, hombre de mediana edad, muy reservado. Ambos se conocen en unos billares del centro de la capital, y pronto simpatizan, aunque realmente no llegan a conocer prácticamente nada de la vida del otro. Precisamente en el momento en que parece que Ricardo empieza a sincerarse, es asesinado por unos sicarios. Antonio, que lo acompañaba en ese momento, recibe una bala que lo hiere de gravedad, y en la fase de recuperación entra en una profunda crisis emocional que condiciona completamente su vida familiar y profesional. Finalmente, decide investigar casi obsesivamente la vida de Ricardo Laverde, convencido de que poseer este conocimiento lo salvará de sí mismo.
"El ruido de las cosas la caer" es, ante todo, una novela muy bien narrada, que consigue captar la atención del lector. He leído varias reseñas sobre la obra, y no coincido con la mayoría sobre el mensaje último del libro. En unos casos, indican que se trata de una historia de amistad, con lo que estoy en profundo desacuerdo, los protagonistas no llegan a gozar de una amistad real en ningún momento. Estoy más de acuerdo en que la obra habla sobre el miedo, pero no a un hecho concreto, sino a nuestra propia fragilidad, a los cambios vertiginosos que nuestra vida puede experimentar en segundos. Aparte de esta visión intimista, el autor también deja patente el miedo de los años de los carteles colombianos, cuando Pablo Escobar y otros marcaban el rumbo del país y de sus ciudadanos. Se trata de una interesante lectura, recomendable, y a ratos un tanto irreal, quizá por aquello de la "magia latinoamericana".
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