Luis Landero (Badajoz, 1948), licenciado en Filología Hispánica, profesor, escritor y ensayista, conoce de primera mano lo que significa el concepto de "buscarse la vida" para salir adelante. Hijo de modestos agricultores extremeños, ejerció los oficios más curiosos antes de sentar definitivamente su vocación. Desde la aparición de su primera y muy premiada novela, "Juegos de la edad tardía" (1989), se ha caracterizado por un estilo de escritura ágil, divertido y a la vez preciosista, salpicado de ironía y fino humor.
"El balcón en invierno" (Tusquets, 2014) no es una novela como las anteriores. Tal y como el propio autor nos desvela al inicio del libro, estaba enfrascado en una nueva narración cuando se sintió de pronto cansado, de leer y de imaginar nuevas historias, y mirando a su vecindario a través de la ventana, comenzó a recordar hechos de su vida. Es, por tanto, una obra autobiográfica, pero para nada pretende ser un libro de memorias al uso. Landero muestra su melancolía a través de una serie de recuerdos, de momentos especiales que marcaron su forma de ver el mundo y todo lo que hay en él. Imágenes de sus padres, de sus hermanos, su familia en general en el casi olvidado pueblo en que se crió, su empuje para salir adelante en el Madrid de los años 60 y su descubrimiento de la literatura ocupan los capítulos de este delicioso libro.
He disfrutado del lenguaje de esta hermosa narración desde la primera página. No es en absoluto un compendió de hechos acaecidos durante los años a que se refiere la obra. Se trata más bien de una breve colección de sentimientos y vivencias que afloran en un determinado momento de reflexión. El tono melancólico e intimista del autor es sincero, muy emotivo y simple. La calidad literaria de Landero le sitúa como uno de los grandes narradores españoles actuales. Por ponerle alguna pega, me gustaría que el libro fuera más extenso, porque se me ha hecho muy corto. Una lectura para recordar.
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