Como siempre, los que somos forofos de éste enorme escritor esperamos con ansia una nueva obra para disfrutar otra vez del placer de leer una buena novela. Y, como siempre, el viejo profesor no nos ha defraudado.
Umberto Eco (Italia, 1932), doctorado en Filosofía y Letras, catedrático de semiótica en la Universidad de Bolonia y prestigioso crítico literario, entró en el mundo de la narrativa ya en su madurez. Sus obras en el campo de la semiótica son referencia obligada para los estudiantes en este campo.
Con "El nombre de la rosa" (1980), novela histórica con trama detectivesca, Eco obtuvo reconocimiento mundial. Sus obras posteriores siempre han sido éxito de crítica y público. Una de las características que definen al escritor es la enorme documentación de la que hace gala siempre en los ambientes históricos en los que ambienta sus libros.
"Número Cero" (Lumen, 2015) es una novela más corta de lo que Eco nos tiene habituados, apenas 200 páginas, y de lectura más ágil. El libro está ambientado en la ciudad de Milán, en 1992. El personaje central es un cincuentón, Colonna, que tras muchos intentos fallidos de ser escritor y entre pobres trabajos como documentalista, es contratado por Simei, representante de un poderoso magnate de empresas de comunicación, Vimercate (¿Quizá una referencia velada a Don Silvio?). Su función será coordinar a un grupo de redactores de baja estopa para la creación de un periódico, que, en principio, nunca llegará a publicarse. Su filosofía es partir de una noticia y mediante suposiciones y una dosis importante de "fantasía creativa", crear un noticiario que pueda poner de relieve hechos que personas influyentes deseen silenciar, lo que permitirá al dueño del medio ser admitido en sus círculos como pago a su presunto chantaje. Paralelamente, Simei encarga a Colonna que escriba un libro sobre la creación del periódico que pretende publicar a espaldas de Vimercate, con objeto de provocar un escándalo y enriquecerse.
"Número Cero" es una inteligente novela, como siempre muy bien escrita, que nos narra una serie de circunstancias en torno a parte del mundo del periodismo que, en cierta medida, todos sospechamos. Se trata de una visión mordaz sobre la manipulación de la información que no deja títere con cabeza. Los personajes principales están muy bien dibujados, y el autor consigue que la historia nos atrape y nos lancemos al siguiente capítulo con avidez. Imagino que muchos lamentamos la cortedad del libro, porque a mí me ha sabido muy a poco. El viejo maestro ha vuelto.
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