viernes, 22 de mayo de 2015

El sentido de un final - Julian Barnes

     Julian Barnes (Inglaterra, 1946) es un novelista y lexicógrafo británico. Ha trabajado como editor y crítico cinematográfico, y sus obras han sido a menudo calificadas como representantes del posmodernismo, aunque esto es un cajón de sastre de tal magnitud que creo que no es más que una etiqueta que define más bien poco o muy poco. Ha recibido numerosos galardones a lo largo de su carrera, y en 2011 recibió en premio Booker por la novela de la que vamos a hablar en esta reseña. Barnes también ha escrito varias obras policíacas con el seudónimo de Dan Kavanagh, en honor al apellido de su esposa Pat, fallecida en 2008. Es también activista a favor de los derechos humanos, perteneciendo y financiando a diferentes organizaciones no gubernamentales.

     "El sentido de un final" (Anagrama, 2012), premiada con el prestigioso Booker, es una de esas obras que van mucho más allá de una mera historia. Es una reflexión interna, profunda e inteligente de la vida y los recuerdos. La historia está ambientada en Inglaterra en los años 60. El protagonista es Tony Webster, que en el último año de instituto junto a sus compañeros Colin y Alex, conocen a Adrian, un personaje muy peculiar, de inteligencia viva y brillante, que se convertirá en la pieza que aglutinará a los demás a su alrededor. Tony iniciará una relación con Verónica, que acabará de forma tormentosa. Tras algún tiempo, Adrian solicitará permiso a Tony para mantener relaciones con Verónica, lo que provocará la reacción airada de éste y la ruptura de su amistad. Algún tiempo después, un hecho trágico se sumará a la historia. En una segunda parte del libro, encontramos a un Tony sesentón, cuarenta años después de los hechos anteriores. Una extraña carta hará que se establezca de nuevo contacto entre Tony y Verónica, hasta el muy sorprendente desenlace de la historia.

     En un momento del libro, un profesor le pide a nuestro protagonista que defina la historia, a lo que contesta que "son las mentiras de los vencedores". El profesor le contesta que también son los autoengaños de los perdedores. Y ésta es para mí la verdadera reflexión de esta novela. ¿Hasta qué punto podemos ser objetivos con nuestros actos y nuestros recuerdos con respecto a los actos de los demás? Tony Webster descubre que ha justificado hechos que no eran justificables, y eso ha podido desembocar en daños irreparables en la vida de otras personas. Reflexiones hechas desde la perspectiva del tiempo, muy profundas y turbadoras. Quizá porque el que escribe ya peina canas, esta obra me ha calado hondo, y me ha hecho pensar en muchas cosas. Excelentemente bien escrita, una magistral novela de Barnes, inteligente e intimista. Una joya 

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