lunes, 18 de mayo de 2015

Canadá - Richard Ford

     Hace algunos días, un compañero me comentaba que yo debía tener mucha suerte con los libros que leía, porque la mayor parte de los que aparecen reseñados me habían gustado. Lo que ocurre es que tengo tanto que leer en el poco tiempo del que dispongo para ello que me he vuelto muy selectivo. Ya no leo lo primero que me cae a las manos, más bien me dejo guiar por las opiniones de otros voraces lectores que, como yo, dan sus modestas impresiones sobre lo que van "devorando". Y así, puedo volver a hablar de una magnífica y fascinante narración como la que voy a comentar en esta reseña.

     Richard Ford (Estados Unidos, 1944) es uno de esos escritores que han tenido una vida "movidita", lo que quizá les ha dotado para contar historias con la maestría del que nos ocupa. Hijo de un vendedor ambulante, su padre murió siendo él muy joven, y su madre no pudo con un joven problemático que se involucró en robos de coches y peleas en muchas ocasiones. Por ello, vivió durante un largo período con sus abuelos maternos, que ejercieron una positiva influencia sobre él, por su permisividad. Ford decidió estudiar derecho, pero justo antes de los exámenes le robaron el coche con todos sus libros. Esto le hizo pensar que quizá no era ese su camino, y gracias también al apoyo de su esposa, decidió finalmente dedicarse a la literatura. 

     "Canadá" (Anagrama, 2013) es, ante todo, un gran relato. El autor se permite el lujo de explicarnos los hechos más importantes del libro en las primeras páginas, y sin embargo nos mantiene enganchados a lo largo de más de 500. El protagonista es Dell Parsons, un adolescente de 15 años que junto a su hermana gemela Berner, viven con sus jóvenes padres, de carácter incompatible, en un pequeño pueblo del interior de Estados Unidos en 1960. A raíz de una serie de hechos, estos deciden atracar un banco para solventar sus problemas económicos, pero son descubiertos y encarcelados. Los dos adolescentes se quedan solos viendo como la vida tal y como la conocían se desmorona. Berner huye de casa sin decir nada a Dell, y nuestro protagonista es sacado del país hacia Canadá por una amiga de su madre, que lo pondrá bajo la tutela de su hermano, Arthur Remlinger, extraño personaje de oscuro pasado. En Canadá, Dell se dedicará a diversas tareas relacionadas con el hotel que regenta Remlinger, hasta que todo se acabará de torcer apareciendo la muerte en este escenario.

     Sin lugar a dudas, una grandísima narración, de las que hacen las delicias de los lectores que disfrutan de los personajes de carne y hueso como los que aparecen en la obra. Teniendo en cuenta la extensión de la novela  y el hecho de que los diálogos son escasos, la historia consigue seducir y enganchar desde los primeros capítulos. Es de esas novelas que dejan huella, de las que rememoras cuando ya has cerrado el libro. Una obra de las que dan sentido al placer de leer. Fascinante

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