Ian McEwan (Inglaterra, 1948) es un escritor inglés considerado por mucho una de las grandes plumas surgidas de las Islas Británicas en el pasado siglo. Ha sido galardonado con innumerables premios literarios, con un gran éxito de público y crítica.
"Expiación" (Anagrama, 2002) nos narra una historia en 4 partes, que a su vez podrían ser casi cuatro historias separadas, a pesar de estar imbricadas a través de sus personajes y las circunstancias que a estos les toca vivir. En la primera parte se nos presentan los personajes, en una casa señorial inglesa de mediados de los años treinta del siglo pasado. Cecilia, Briony y León, hijos de una familia acomodada de talante victoriano. Su madre Emily, enferma y depresiva y un padre desvinculado de su familia en favor de su trabajo como alto funcionario del gobierno británico. Por otro lado tenemos a Robbie, hijo de la asistenta de la casa y protegido del cabeza de familia, y a los hijos de la hermana de Emily, que viven temporalmente con la familia tras la reciente separación de sus padres. En esta parte de la obra ocurrirá un hecho que marcará la vida del todos los personajes para siempre. La segunda parte es una magistral y cruda recreación de la segunda guerra mundial, en la Francia ocupada y destrozada, junto con los que viven en ella. Una tercera parte se centrará en la figura de Briony, personaje esencial en la trama, que retomará la historia en la cuarta parte de la obra que ya ocurre en la época actual. La obra fue llevada a la gran pantalla en 2007, convirtiendo al libro en un gran éxito editorial.
Lo primero que puedo decir de esta obra es que, sin duda, estamos ante una gran novela. La descripción de los personajes y los hechos que les toca vivir es, a mi parecer, magnífica. El autor consigue explicar muchas cosas sin disminuir el interés por el desarrollo de los acontecimientos que narra. Me resulta casi sorprendente como consigue homogeneizar las diferentes partes del libro mediante visiones distintas de diferentes personajes, de forma que en ningún momento se tiene la sensación de haber abandonado la parte anterior, aunque casi podría leerse como un libro distinto. Es muy difícil mantener la linealidad con la estructura del libro, y sin embargo, McEwan lo consigue. Además de todas estas consideraciones, la historia en sí es atractiva e interesante, y se lee de forma ágil. En definitiva, creo que es una magnífica novela, absolutamente recomendable.
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