jueves, 25 de junio de 2015

Nunca me abandones - Kazuo Ishiguro

     Kazuo Ishiguro (Japón, 1954) nació en la tristemente famosa ciudad de Nagasaki, pero se trasladó a Inglaterra a los 6 años de edad. Su educación ha sido, por tanto, fundamentalmente inglesa, y actualmente se le considera uno de los grandes escritores del "dream team" de autores británicos de la generación de los años 50, junto a Martin Amis, Julian Barnes o Ian McEwan. Ha vivido fundamentalmente en Londres, donde como él mismo explica, se impregnó de las muchas facetas y contradicciones que ofrece esta ciudad. Se doctoró en escritura creativa en la universidad de East Anglia, donde recibió clases del escritor Malcom Bradbury, que influyó en su obra. Su salto a la fama como escritor se dio en los años 80, donde cosechó diferentes premios literarios hasta la aparición de "Los restos del día" (1989), probablemente su obra más famosa, galardonado con el prestigioso premio Booker Prize, y llevada al cine por James Ivory en 1993.

     "Nunca me abandones" (Anagrama, 2005) es otra de las grandes creaciones de este magistral escritor, que fue nominada de nuevo al premio Booker en 2005 y llevada al cine por Mark Romanek en 2010. Ha sido clasificada como una obra de ciencia ficción por el trasfondo del argumento de la novela, pero como en todos lo libros del autor, se trata de mucho más que eso. Estamos ante una crónica sobrecogedora, capaz de producirnos sentimientos de indignación, tristeza, ternura, comprensión... En resumen, aquello de lo que sólo es capaz una gran novela. La historia esta narrada en primera persona por Kathy, una "cuidadora" de "donantes", conceptos que iremos entendiendo a medida que vayamos avanzando en el libro. La protagonista nos explica sus recuerdos en Hailsham, una especie de internado para niños y jóvenes, donde junto a sus amigos Ruth y Tommy va a recibir su educación a partir de los "custodios", que ejercen de profesores y educadores. A medida que vamos entrando en la trama, se nos aparece la terrible historia de estos niños, que han sido creados por técnicas de clonación, son estériles y cuya finalidad a partir de una determinada edad es la de servir de "donantes" de órganos vitales a otras personas, hasta dar su vida en este proceso, lo que denominan "completar". En la segunda parte del libro, Kathy nos narra sus experiencias como "cuidadora", paso intermedio de estos jóvenes ante de convertirse ellos mismos en "donantes" y, como podemos imaginar, morir en este proceso. Aquí se reencontrará con sus viejos compañeros Ruth y Tommy, que ya están en pleno proceso de "donación".

     El argumento es en sí mismo muy duro, y era necesario un escritor de la talla de Ishiguro para conseguir a partir de esta historia un libro que, en muchos momentos, pasa por explicar las diferentes situaciones que aparecen en la novela como algo cotidiano e incluso apacible. Los protagonistas saben cuál va a ser su final, han sido educados para ello, y no lo ven como algo anormal o aberrante. Simplemente, su vida ha sido concebida para ser "donantes", y eso no impide que en un momento de sus vidas se enfrenten a sentimientos como la ira, el amor, el deseo, la envidia u otros exactamente como cualquier otra persona de su edad. Precisamente eso es lo que hace grande a esta novela, la capacidad del autor de explicarnos el mundo desde la perspectiva de una persona que no ve que su situación sea terrible o cruel, sino que expresa sus pensamientos y emociones desde la normalidad de una visión de la vida que le ha sido trasmitida en su educación. En definitiva, un libro de los que considero imprescindible en mi biblioteca.  

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