sábado, 28 de noviembre de 2015

Los años de peregrinación del chico sin color - Haruki Murakami

     Hablar de  Haruki Murakami (Japón, 1949) es hablar de excelente literatura, sin lugar a dudas. Escritor y traductor japonés, firme candidato al Nóbel y ganador del prestigioso Franz Kafka, quizá por el hecho de que nadie es profeta en su tierra, Murakami ha sido criticado en su Japón natal mientras era ensalzado en otros países por la crítica y el público. En sus novelas se dibuja una delgada línea entre la fantasía y la realidad, que les confiere un cierto hálito metafísico. Hijo de dos profesores de literatura japonesa, desde muy joven Murakami mostró una gran afición hacia la literatura occidental, quizá esa influencia en su obra fuera la que le aportó la gran aceptación en Europa y Estados Unidos con la que no contaron otros autores japoneses.

     "Los años de peregrinación del chico sin color" (Tusquets, 2013), sin ser una de las mejores novelas del autor, contiene los componentes de estilo que le han hecho célebre. La historia gira alrededor de Tsukuru Tazaki, ingeniero de 36 años que ejerce como especialista en estaciones de tren en una empresa ferroviaria de Tokio. De naturaleza reservada, la personalidad de Tsukuru está fuertemente marcada por un hecho ocurrido 16 años antes en su localidad natal, Nagoya. En plena adolescencia, nuestro protagonista estableció un fortísimo lazo de amistad con otros cuatro adolescentes, Kuro, Shiro, Ao y Aka, formando un grupo inseparable. En un  determinado momento, y sin ninguna causa aparente, estos le rechazaron de manera abrupta, lo que provocó en Tsukuru una profunda depresión que a punto estuvo de llevarlo a la muerte. Ahora, tras muchos años desde aquello y sin que nunca supiera la razón de ese rechazo, Tsukuru conoce a Sara, una joven empresaria de la que se enamora y que le recomienda la búsqueda de sus antiguos amigos para saber el motivo que provocó aquello, y de esa forma tratar de curar definitivamente su herida.

     Como es habitual, la lectura de un libro de Murakami siempre es un placer para un amante de la buena literatura. Su prosa ágil, su forma de narrar tremendamente adictiva y su intercalación en determinados momentos de elementos sobrenaturales dan al conjunto un atractivo al que es difícil resistirse. Y es que Murakami es, por encima de todo, un gran "contador de cuentos", heredero quizá de la gran tradición de fabuladores de su Japón natal. Si bien esta obra no está a la altura de "Tokio Blues" (Tusquets, 2005) o "Kafka en la orilla" (Tusquets, 2006), seguimos estando ante una magnífica novela escrita por un gran autor.

     

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