sábado, 14 de noviembre de 2015

Demonios familiares - Ana María Matute


     Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014) es una de las grandes plumas que han surgido de este país en las últimas décadas, y  es considerada por muchos como la mejor novelista de la posguerra. Hija de un fabricante de paraguas, la segunda de cinco hermanos, probablemente heredó de su padre su fértil imaginación, desde que de niña él le contaba historias fantásticas de sus viajes. Con solo 24 años, y siendo mujer en un mundo eminentemente de hombres, Ana María Matute queda finalista del premio Nadal con su obra "Luciérnagas" (1949), pero la censura impidió su publicación, que no aparecerá tal y como fue escrita hasta 1993. A lo largo de su dilatada carrera de escritora, ha cosechado multitud de premios. En 1976 estuvo nominada al premio Nóbel de Literatura, y fue finalista del premio Andersen. Ingresó en la Real Academia de la Lengua, y en 1998 leyó su discurso, ocupando la silla K, y siendo la tercera mujer en los 300 años de historia de la institución. En el año 2010 obtuvo el Premio Cervantes. Sus obras han sido traducidas a más de 20 idiomas. Falleció en Barcelona en el año 2014, a los 88 años de edad.

     "Demonios familiares" (Destino, 2014) es una obra inacabada. Ana María Matute falleció mientras se encontraba en el proceso de escritura de esta historia, con lo que estamos ante su libro póstumo. La historia está enmarcada en el año 1936, cuando se escuchan los primeros ecos de la guerra civil. Eva, una niña de 16 años que estaba en proceso de ser educada como novicia en un convento, regresa a su casa tras varios años interina. Huérfana de madre, que murió en el parto que la alumbró,  allí se reencuentra con su padre, un coronel del ejército retirado y minusválido, que vive recluido junto a Yago, un joven que actúa como su ayudante, reservado, fiel e impasible, y su cocinera, que lleva con ellos desde hace muchos años. El reencuentro de Eva con la que fue su vida anterior actúa como un potente revulsivo en su carácter, naciendo en ella la rebeldía que siempre escondió hacia su padre, su relación con los demás y su concepción de la vida hasta entonces. Un descubrimiento familiar inesperado y su renacida relación con una amiga de su infancia van a marcar los hechos que se van a desarrollar a lo largo de los escasos capítulos con los que desafortunadamente cuenta la obra, teniendo como escenario el inicio de la guerra, que cada vez se acerca más a sus vidas.

     Difícilmente se puede añadir algún calificativo a Ana María Matute que no haya sido ya dicho muchas veces. Genial escritora, sublime cronista de las épocas oscuras del pasado siglo, es evidente que su prosa es difícilmente mejorable. Pero es que, independientemente de la calidad de su pluma, por encima de todo la autora era una maravillosa contadora de historias. Las pocas páginas de este libro te absorben completamente. Sus personajes están dibujados con enorme cuidado y detalle, consiguiendo desde el principio esa empatía que hace que conectes con ellos en todo momento. A pesar de ser una historia inacabada, no tengo la menor duda de que se trata de una historia imprescindible, como tantas otras de esta maravillosa y añorada autora. 

     

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